Los últimos 15 años, para el mundo de la salud en la región, han sido una gran carrera hacia la universalidad en cobertura, tratando de desplegar a gran escala la idea de la salud como derecho fundamental. El concepto es simple pero poderoso; toda persona sea rica o pobre, sin importar su credo, oficio u orientación sexual tiene derecho a servicios de salud oportunos y de calidad. Es innegable que los esfuerzos han rendido frutos ha cierto nivel, sin embargo, lo que antes era un problema de cobertura ahora se ha convertido en un gran problema de acceso que tiene a muchas instituciones en jaque y a punto de reventar. Lo grave de la situación descrita podemos constatarlo cuando vemos que la lista de espera para citas en consultas con especialistas puede ser de varios meses, algunos medicamentos escasean, y en algunas ocasiones pacientes graves que llegan a urgencias deben ser devueltos a sus casas por falta de disponibilidad de camas. Aquí nos damos cuenta rápidamente que de nada sirve estar cubierto por el sistema de salud si no hay la capacidad para ser atendido. Dicho todo lo anterior el panorama no es del todo sombrío, ya que avances tecnológicos recientes nos proponen un nuevo modelo a seguir para enfrentar este gran reto para toda la sociedad.
Lo que antes era un problema de cobertura ahora se ha convertido en un gran problema de acceso que tiene a muchas instituciones en jaque y a punto de reventar.
Aquí nos damos cuenta rápidamente que de nada sirve estar cubierto por el sistema de salud si no hay la capacidad para ser atendido.
Garantizar el acceso real a los servicios de salud es el un nuevo reto para todos los sistemas de salud en américa latina; Nuestros esfuerzos deben centrase en trabajar con lo que tenemos, y afinar nuestras clínicas y hospitales para ser organizaciones centradas en la eficiencia. Por supuesto hablamos de esa eficiencia alcanzada a través de la excelencia operativa y clínica, y no de aquella alcanzada a costillas de la calidad de los servicios de salud. Una alineación de los intereses del paciente con los de las instituciones prestadoras de salud, es algo a lo cual debemos aspirar y que definitivamente es posible alcanzar. Igualmente es indispensable considerar a la tecnología como uno de los habilitadores principales que nos llevarán a alcanzar esta meta social. Esto inevitablemente nos lleva a la pregunta; ¿es posible alcanzar mayores eficiencias que las que tenemos ahora en nuestro sistema de salud mediante nuevas herramientas y conocimientos?, Los siguientes ejemplos resultan altamente ilustrativos:
Nuestros esfuerzos deben centrase en trabajar con lo que tenemos, y afinar nuestras clínicas y hospitales para ser organizaciones centradas en la eficiencia.
- Un estudio conducido en 2016 por la revista científica Anales de la medicina interna, arrojó el trágico resultado de que los médicos en promedio gastan dos horas realizando tareas administrativas por cada hora que gastan efectivamente atendiendo pacientes. Afortunadamente la automatización de procesos, la inteligencia artificial, la tecnología de reconocimiento de voz y las herramientas de movilidad ofrecen respuestas a esta problemática; liberando a los médicos de tanto tiempo en pantalla sobre los sistemas administrativos, para que ahora puedan gastarlo atendiendo a sus pacientes. Esto no solo es bueno para los hospitales que ahora podrán facturar muchas más consultas por médico por día, así aumentando su flujo de efectivo mensual, sino que es igualmente bueno para los pacientes, que verán las listas de espera para consultas con especialistas o procedimientos reducidas de manera significativa. En pocas palabras, esto significa que la próxima vez que llame a solicitar una cita, se la darán para dentro unos días y no dentro de semanas o incluso meses.
- Todo aquel que ha tenido que ser hospitalizado por cualquier motivo en un hospital en nuestra región, habrá notado dos fenómenos contradictorios; por un lado, nuestros hospitales tienen una lista interminable de personas esperando horas o inclusive días en los boxes de urgencias, e inclusive en los pasillos de las instituciones, a que se libere una cama para poder ser atendidos por condiciones que ameritan su hospitalización. Al mismo tiempo, ocurre que cuando un paciente hospitalizado es dado de alta por el médico este no puede rápidamente liberar la habitación e irse de la institución, algo que a todas luces parece un gran despropósito. Lamentablemente lo que ocurre es que el procesamiento de la cuenta del paciente, y su posterior facturación, pueden llevar un largo tiempo que no agrega beneficio alguno para la salud del paciente, pero que definitivamente si perjudica a los pacientes que están esperando por la liberación de la cama. Igualmente, el hospital es otro perjudicado de esta ineficiencia, ya que el costo de oportunidad por no prestar los servicios requeridos por el paciente que espera, y todos los otros pacientes debajo de este en la lista, es absolutamente aterrador. Muy afortunadamente, tecnologías analíticas especializadas en lo que se conoce en la industria como “revenue cycle management” en inglés, o “gestión del ciclo de ingresos” en español, harán que este problema sea un tema del pasado. Las oportunidades en este tema particular son enormes ya que además de la ineficiencia en la utilización de la infraestructura, el mal manejo de los procesos de cargo a cuenta y facturación son uno de los mayores focos de pérdidas para los hospitales; Prestaciones, medicamentos e insumos que dejan de cobrarse, procesos incorrectos de cargo a cuenta que luego son objetados por las aseguradoras, y hasta robos disfrazados como ineficiencia son el gran enemigo que estás tecnologías nos ayudan a combatir.
- Solamente en los estados Unidos, más de 250.000 personas fallecen cada año, convirtiéndose en la tercera causa de muerte más frecuente en dicho país. Es difícil encontrarse con estadísticas similares para nuestra región, pero probablemente si contáramos con las estadísticas equivalentes, nuestra situación sería igual o más desalentadora que la de nuestro vecino del norte. Estos errores médicos no solo ocasionan muertes innecesarias y perjuicios a los pacientes, lo cual sin duda debe ser la preocupación de prioridad absoluta, pero también es válido tener en cuenta que estos errores tienen un gran costo para el sistema de salud. La mala práctica en los tratamientos causa desperdicios de recursos de todo tipo, desde medicamentos y procedimientos que nunca debieron aplicarse, hasta los días extra de hospitalización y tratamientos adicionales para corregir los efectos adversos que hayan podido ocurrir. La regla primordial para todo médico debe ser no hacer daño a sus pacientes, tanto así que es parte del juramento hipocrático. Pues lastimosamente es una realidad que conforme la medicina avanza, volviéndose más sofisticada y compleja, el riesgo para los pacientes tiende a crecer exponencialmente. Es aquí donde los sistemas de apoyo a la decisión clínica hacen su aparición; estos son sistemas informáticos analíticos conectados a bases de conocimiento administradas por organicismos públicos y privados de alto reconocimiento por su rigor científico. Los sistemas de apoyo a la decisión clínica verifican cientos o miles de puntos de información acerca del paciente y los cruzan contra el tratamiento definido por el médico, para así identificar potenciales riesgos para el paciente y sugerir mejores prácticas clínicas basadas en la evidencia que el médico con su criterio experto decidirá si son procedentes o no. La implementación de este tipo de tecnologías puede tener un efecto dramático en la seguridad y satisfacción de los pacientes, y al mismo tiempo se empodera a los médicos e instituciones para medirse frente a los resultados de instituciones a nivel global, generando así un círculo virtuoso de mejora en la calidad. Es alentador poder decir que en la región ya contamos con varias instituciones certificadas como referentes a nivel mundial en sus modelos de seguridad al paciente basados en tecnología.
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Es alentador poder decir que en la región ya contamos con varias instituciones certificadas como referentes a nivel mundial en sus modelos de seguridad al paciente basados en tecnología.
Los anteriores tres ejemplos sirven para darnos cuenta que no solo, sí es posible transformar a nuestros hospitales digitalmente para mejorar su eficiencia, sino que las oportunidades latentes son de un tamaño mucho más grande de lo que a simple vista pueda parecer. La tercera década de este siglo traerá una reestructuración total de nuestro sistema de salud y es casi seguro decir que solo sobrevivirán aquellas instituciones que sepan asumir los retos venideros con compromiso y convicción. Es innegable que hay una deuda histórica pendiente de entregarle a la población la universalidad real de los servicios de salud, y es emocionante pensar que finalmente la oportunidad se presenta para saldar dicha obligación.
Juan Pablo Hurtado – Director de Producto mySiss
Fuente original: https://www.linkedin.com/pulse/puede-la-tecnolog%C3%ADa-salvar-salud-en-am%C3%A9rica-latina-hurtado-l%C3%B3pez/?published=t